La reducción de jornada es la bandera original del 1 de mayo
Por Adilson Araújo, presidente de la CTB (Central de los Trabajadores y las Trabajadoras de Brasil)
En el centro de las manifestaciones previstas por la CTB y los sindicatos para este 1 de mayo, Día Internacional de la Clase Trabajadora, está el fin de la inhumana escala 6×1 y la reducción de la jornada laboral a 36 horas semanales. También se destacan en la agenda la exención del IRPF para quienes ganan hasta R$ 5.000, la reducción de las tasas de interés, la regulación del Convenio 151 de la OIT y la implementación de la reforma agraria, entre otras demandas.
En el centro de esta fecha memorable, desde sus orígenes, se encuentra la lucha fundamental por la reducción de la jornada laboral. La génesis del Primero de Mayo se remonta a un período de intensa explotación de la clase trabajadora en los Estados Unidos, durante el apogeo de la Revolución Industrial en el siglo XIX.
Turno diario de 16 horas
Los trabajadores eran sometidos a jornadas de trabajo agotadoras que a menudo excedían las 12, 14 e incluso 16 horas diarias. Trabajaban en ambientes insalubres por salarios miserables. El creciente descontento generado por estas condiciones culminó en un movimiento organizado que exigía una reducción de la jornada laboral bajo el lema: ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso y ocho horas de ocio.
En 1884, la Federación Estadounidense del Trabajo proclamó que a partir del 1 de mayo de 1886 la jornada laboral de ocho horas debería ser la norma, lo que fue acompañado por una ola de huelgas y manifestaciones en varias ciudades estadounidenses. El epicentro de este movimiento fue Chicago, donde cientos de miles de trabajadores pararon sus actividades.
Policía y Justicia a sueldo de la burguesía
La manifestación del 1 de mayo de 1886 en Chicago reunió a decenas de miles de trabajadores. Las tensiones aumentaron durante los días siguientes, culminando con la trágica explosión de una bomba en Haymarket Square el 4 de mayo durante una protesta.
El suceso, que se saldó con la muerte de policías y trabajadores, fue utilizado como pretexto para una violenta represión del movimiento obrero. Los dirigentes sindicales fueron detenidos, juzgados en un proceso parcial y arbitrario y posteriormente ejecutados o condenados a prisión. La Policía y la Justicia actuaron como lacayos de la burguesía, reproduciendo el odio de los patrones hacia la rebelión proletaria contra la explotación y la opresión capitalista.
Mártires de Chicago
La lucha de los trabajadores estadounidenses y el sacrificio de sus dirigentes no fueron en vano. En 1889, durante el Congreso de la Segunda Internacional Socialista, celebrado en París, se estableció el 1 de mayo como Día Internacional de los Trabajadores, en honor a los mártires de Chicago y la lucha por la jornada de ocho horas.
La fecha se ha convertido en un símbolo de la solidaridad internacional de la clase trabajadora y su persistente búsqueda de derechos. A lo largo del siglo XX, limitar la jornada laboral a ocho horas diarias se convirtió en una realidad mundial. En 1932, este derecho, conquistado con sangre obrera, fue instaurado en Brasil por decreto del presidente Getúlio Vargas.
Vida personal y profesional
Desde que se fijó la fecha hasta la actualidad, el 1 de mayo siempre ha sido un momento crucial para reafirmar las demandas de los trabajadores, manteniendo vigente el énfasis en la lucha por una jornada laboral más humana que promueva un mejor equilibrio entre la vida personal y profesional.
Actualmente, ante la irrupción de la Inteligencia Artificial y el avance de enfermedades profesionales como el burnout y el estrés, el debate sobre la reducción de la jornada laboral gana nuevos matices y justificaciones. La experiencia histórica demuestra que aumentar el tiempo libre de la clase trabajadora aumenta la productividad, mejora la salud y el bienestar físico y mental de los trabajadores, aumenta la oferta de empleos y alivia la tragedia del desempleo.
Productividad
Al mismo tiempo, el avance de la productividad laboral, impulsado por las nuevas tecnologías, significa por definición la reducción del tiempo de trabajo necesario para la producción de bienes y servicios consumidos por la sociedad, creando las condiciones objetivas para reducir la jornada laboral, ampliando la oferta de puestos de trabajo manteniendo o incluso aumentando la producción.
La lucha por la reducción de la jornada laboral en nuestro caso incluye la campaña para acabar con la inhumana escala 6×1, anhelada por millones de empleados, y la reducción de la carga de trabajo semanal de 44 a 36 horas. Aunque justa y necesaria, la demanda choca con una feroz oposición de los empleadores y la correlación de fuerzas en el Congreso Nacional, obstáculos que sólo pueden eliminarse mediante una vigorosa movilización de la clase trabajadora. Este 1 de mayo será un paso valioso en esta dirección.